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Bélgica alerta del peligro de mantener operativas centrales nucleares como Garoña
La Agencia Nuclear del país aboga por el «cierre permanente» de este tipo de instalaciones tras detectar fisuras en la vasija de una planta similar a la burgalesa

AGENCIAS | BRUSELAS.

Bélgica alerta del peligro de mantener operativas centrales nucleares como Garoña
La detección de miles de micro-grietas en la vasija de uno de los reactores de la planta nuclear de Doel, en Bélgica, no sólo ha puesto en duda la seguridad de esta central, situada al norte del país, sino la de otra veintena de instalaciones similares repartidas por todo el mundo, entre ellas, la burgalesa de Garoña y la valenciana de Cofrentes. Ésta es la conclusión que se desprende de las palabras del director general de la Agencia Federal Nuclear de Bélgica (AFCN), Willy De Roovere, que ayer se mostró favorable al «cierre permanente» de todos los reactores similares al de Doel, puesto que pueden presentar los mismos problemas que llevaron a su parada inmediata a principios de junio.
Al parecer, el constructor de la vasija del reactor número 3 de esta planta es la misma empresa - la holandesa Rotterdam Droogdok Maatschappij, ya desaparecida- que en los años 60 y 70 se encargó de los cilindros de contención instalados en las 20 centrales ahora cuestionadas. «Esperamos que los países afectados lleven a cabo las inspecciones necesarias y, si detectan fisuras serias, procedan a su cierre permanente», insistió De Roovere en una entrevista publicada en el diario flamenco 'De Morgen'.
Según confirmaron ayer fuentes del Consejo de Seguridad Nacional (CSN), en España hay dos plantas que compraron los materiales para fabricar sus vasijas precisamente a la empresa Rotterdam Droogdok Maatschappij: la de Santa María de Garoña (Burgos) y Cofrentes (Valencia). Al margen de españolas y belgas, las otras instalaciones implicadas están repartidas por Estados Unidos (hasta una decena de reactores), Argentina (una planta) y Europa: dos en Países Bajos, dos en Alemania, uno en Suecia y dos en Suiza.
Por el momento, las autoridades belgas ya han anunciado que procederán a revisar el otro reactor nuclear del país, el número 2 de Tihange, que comparte esta misma tecnología. Los resultados no se conocerán hasta mediados de septiembre pero los primeros cálculos realizados por los técnicos de la AFCN estiman que la probabilidad de que presente los mismos problemas ronda el 50%. «Me parecería sorprendente que no hubiese nada», advirtió De Roovere.
Las anomalías detectadas en Doel III gracias a novedosas pruebas de ultrasonidos muestran indicios de 8.000 grietas de hasta 2 centímetros en la vasija del reactor, lo que pone en seria duda la continuidad de la planta, ahora parada. La Agencia Federal Nuclear belga ya ha dejado claro que la reparación es «prácticamente imposible» porque existe el «peligro de provocar más rajas en las paredes y riesgo de radiación». «Nunca se ha cambiado la vasija de un reactor nuclear en ninguna parte del mundo», recordó el experto belga.
350 plantas en el mundo
Aún se desconoce si el origen de las grietas se halla en el proceso de fabricación de la estructura de la vasija o en deficiencias en el acero utilizado. Si finalmente se trata del segundo escenario, el problema será aún mayor, pues podría afectar a todos los reactores de la misma generación, es decir, alrededor de 350 del total de 450 que existen en todo el mundo. «Estaríamos ante un problema global», confesó el presidente de la AFCN.
El director general de la Agencia Federal Nuclear belga también explicó que si, en última instancia, se cierran los dos reactores ahora bajo sospecha, los problemas de suministro eléctrico serían inevitables en su país durante el invierno, dado que se perdería una producción de unos 2.000 megavatios.
A la vista de estas previsiones tan poco halagüeñas, la Comisión Europea espera que todos los países «extraigan lecciones» a raíz de las fisuras en Doel III. En este sentido, la institución con sede en Bruselas recordó ayer que aboga por una legislación tanto a nivel europeo como de cada Estado que contemple -«con rigor y al detalle»- los siguientes puntos: la calidad de los materiales de las centrales nucleares y las normas sobre la protección de los empleados. Ahora bien, tras los últimos acontecimientos, recomienda que toda esta normativa «sea revisada y controlada por las autoridades y los reguladores nacionales».

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